lunes, 25 de octubre de 1993

El triste espectáculo del presupuesto 1994

La falta de discusión de las prioridades del gasto público es la manera más sencilla para caer en un caos fiscal.

La atención del público estuvo puesta la semana pasada en la aprobación del presupuesto. El debate se centro en el tema de unas partidas presupuestales por cien mil millones de pesos y sobre su legalidad y moralidad. El monto total del presupuesto, su distribución por tipo de gasto, el efecto del gasto tanto en la asignación de recursos como en la estabilidad macroeconómica pasaron a segunda línea a pesar de su importancia.

El triste espectáculo de la resurrección de los auxilios no puede ocultar el hecho de que la discusión del gasto público en Colombia es inexistente y consecuentemente, y que esto puede llevar a situaciones graves. La falta de discusión de las prioridades del gasto público es la manera más sencilla para caer en un caos fiscal.

El proceso presupuestal anual debería ser la oportunidad para discutir cuales son las principales necesidades del país y como se van a satisfacer. Deberíamos discutir si lo que necesitamos es cañones o mantequilla. Si debemos reforzar los presupuestos de la defensa, si debemos construir más carreteras o si por el contrario lo que se requiere es mejorar las condiciones de la población colombiana mediante la inversión en capital humano reforzando los gastos en salud, educación y seguridad social.

La discusión del presupuesto debería además servir para fijar compromisos entre el gobierno y el congreso. La entidad que fija el presupuesto para aprobar una partida debe conocer muy bien cuál es el objetivo que se va a cumplir con esa plata y debe además pedir cuentas de lo que se hizo en el pasado con los recursos asignados. No se puede seguir asignando partidas sin establecer unas metas físicas que puedan servir para evaluar posteriormente si se cumplió o no  con el objetivo propuesto. Cuando uno fija una partida para educación tiene que saber cuántos niños de primaria se van a educar, cuál va a ser la calidad de la educación que se va a impartir para poder evaluar si lo que se prometió obtener a cambio del dinero asignado efectivamente se logró. No podemos continuar asignado el gasto sin exigir al gobierno unos compromisos cuantificables y sin evaluar el impacto del gasto público.

Las entidades del gobierno que reciben dinero deben ser responsables de cumplir con los compromisos adquiridos. Si su incumplimiento se vuelve crónico el país debe pensar en remedios drásticos para que funcionen bien o si no mejoran debe contemplarse su desaparición. La idea de un presupuesto base cero en el que las entidades deben justificar cada año su existencia es sin lugar a dudas un instrumento importante para mejorar le eficiencia del gasto público.

La discusión del presupuesto es el momento propicio para evaluar si los recursos contemplados son suficientes y si realmente constituyen la mejor manera de obtener los recursos. Es el momento de pensar si se debe seguir dependiendo de impuestos indirectos o si se debe apelar más a los impuestos directos. También debe discutirse sobre la equidad de los tributos y por lo tanto es necesario pensar hasta que punto los impuestos que estamos usando son los más aconsejables desde el punto de vista de su efecto sobre la distribución de ingreso.

Igualmente, la discusión del presupuesto debe contemplar el efecto que tiene sobre el entorno macroeconómico. No podemos ignorar que en las circunstancias actuales, cuando se ha abierto la economía,la política fiscal es el instrumento de política económica con mayor impacto. La tasa real de cambio, la tasa de inflación son determinados en muy buena parte por la política fiscal. Es inconcebible que estos temas no se mencionen cuando se discute el presupuesto ni que se ponga de presente el efecto pernicioso que pueda tener un desbordamiento del gasto público.


Si el mico de los auxilios logra despertar la conciencia ciudadana sobre la importancia del presupuesto nacional habría prestado un buen servicio. Los candidatos a las corporaciones públicas y a la presidencia de la república deberían presentarnos propuestas creativas para mejorar la calidad de este proceso.

martes, 19 de octubre de 1993

El año de los cliometristas

La academia sueca ha reconocido la monumental labor de dos historiadores económicos norteamericanos.

La Academia sueca distinguió con el Premio Nobel a dos destacados economistas americanos. Douglass North y William Fogel ganaron el codiciado galardón por sus importantes trabajos en el campo de la historia económica. Los trabajos de los dos profesores americanos se ha distinguido por la utilización de los métodos matemáticos y estadísticos en el estudio de la historia.

La nueva historia económica cuyos representantes más importantes son los ilustres ganadores del Nobel 1993 ha sido objeto de notables controversias. Aunque muchos historiadores económicos se han mostrado bastante escépticos sobre la utilidad de los métodos matemáticos en la historia, hoy en día la importancia de estas técnicas ha sido reconocida universalmente.

El debate sobre la relevancia de utilizar las técnicas matemáticas y estadísticas también se dió en nuestro país. En efecto, los historiadores económicos tradicionales tuvieron un fuerte debate a finales de los setenta con William McGrevey, tal vez el más caracterizado exponente de la utilización de las técnicas cuantitativas al caso colombiano.

Los debates entre los partidarios y opositores de la nueva historia económica, fuera de tener importantes aspectos metodológicos muchas veces tuvieron también una clara connotación ideológica. Para muchos los hallazgos de los cliometristas resultaron bastante reaccionarios en parte porque aportaban nuevos elementos de juicio sobre problemas que se habían decidido más con el corazón que con el cerebro.

El trabajo del Profesor Fogel, Tiempo en la Cruz o el análisis económico de la esclavitud negra de los Estados Unidos, escrito con Stanley L. Engerman, es un ejemplo de lo anterior. Hasta antes de Fogel, se suponía que la institución de la esclavitud había desaparecido porque ya no era eficiente y no cumplía con su función económica. Los descubrimientos de Fogel fueron sorprendentes. En su libro el Profesor Fogel muestra diez de las principales correcciones sobre la caracterización de la economía esclava de los Estados Unidos.

Para ilustración de nuestros lectores y como una muestra de los temas tratados reproduciremos las primeras cinco. La primera corrección mencionada en el libro de Fogel y Engerman no que no debería sorprender a ningún economista es que la esclavitud no era un sistema sostenido irracionalmente por los dueños de las plantaciones que dejaban de percibir a sus mejores intereses económicos. La segunda corrección señalaba que el sistema esclavista no se encontraba moribundo al comenzar la guerra civil americana. En tercer lugar se mostraba que los dueños de los esclavos no estaban preocupados por el futuro de su sistema en la década que precedió a la guerra civil. La cuarta corrección que se destaca en el libro es que la agricultura esclavista no era menos eficiente que la agricultura que utilizaba trabajadores no esclavos. En quinto lugar se muestra que el esclavo típico no era perezoso, inepto ni improductivo. En promedio era más camellador y eficiente que su contraparte de color blanco.


Al revisar nuevamente el libro de Fogel y Engerman no puede uno menos de maravillarse ante el trabajo monumental de los nuevos historiadores económicos. Ojalá esta distinción inspire a los economistas colombianos a escudriñar nuestro pasado. 

Pronósticos para el Nobel de economía

El ganador del Premio Nobel puede ser un econometrista.

A mediados de Octubre la Academia sueca hace una nueva elección del Premio Nobel de Economía. En el 89 y en el 90 por esta fecha, en columnas de LA PRENSA presenté mis pronósticos sobre los posibles ganadores de la más codiciada distinción entre los economistas profesionales. El ganador del Premio Nobel en 1989 el econometrista noruego Trygve Haavelmo fue una gran sorpresa que obviamente no estaba entre mis favoritos. La elección de Gary Becker el año pasado no sorprendió a casi nadie y se puede decir que la lógica volvió a imperar. El nombre del destacado economista de Chicago se encontraba en la lista de favoritos de la mayoría de los economistas. Su orden de aparición podía diferir en muchas listas pero todos podrían apostar que en su debida oportunidad sería merecedor de la distinción concedida por la Academia sueca.

Como lo mencioné en mi columna de hace un año en la que comenté el resultado del año pasado, la mayoría de las veces los elegidos se han destacado en los medios académicos y han sido distinguidos por sus colegas. Paul Samuelson, Milton Friedman, James Tobin, Kenneth Arrow, Lawrence Klein, Robert Solow y Gary Becker el ganador del Premio Nobel del año pasado, han sido premiados con la medalla John Bates Clark antes de haber ganado el Premio Nobel. Maurice Allais, Friedrich Hayek, John R. Hicks, James Meade, Richard Stone, Jan Tinbergen y el mismo Haavelmo, han sido nombrados miembros honorarios extranjeros de la Asociación Económica Americana (AEA) con anterioridad al Premio Nobel. Arthur Lewis, Herbert Simon, Gerard Debreu y James Buchanan, fueron reconocidos como Miembros Destacados de la AEA. James Tobin, W. Arthur Lewis, Robert Solow, Simon Kuznets, George Stigler, han sido encargados de dictar la Conferencia Richard T. Ely.

De lo anterior uno podría concluir que entre los economistas también existe la famosa fila india que imperaba en las elecciones presidenciales colombianas. Si en el caso colombiano se debía mirar a los antiguos embajadores en Washington, en el caso de los economistas parece que para poder saber cuál va a ganar es conveniente mirar entre los que han sido destacados con la medalla John Bates Clark. Por tanto, podríamos pensar que Hendrik Houthaker, Zvi Griliches, Marc Nerlove y Dale Jorgenson quienes ganaron la medalla entre el 63 y el 71 tienen una alta probabilidad de ser galardonados con el Nobel de economia.

Curiosamente, todos estos se han destacado en el campo econométrico y han tenido importantes contribuciones en la aplicación de las técnicas econométricas a problemas empíricos. Houthaker de 69 años, se graduó de la universidad de Amsterdam, obtuvo la medalla en 1963 y ha realizado importantes contribuciones al análisis de la demanda. Sus campos actuales de investigación se encuentran en la demanda del consumidor, los mercados financieros y la distribución del Ingreso. Griliches de 63 años, se graduó en la universidad de Chicago, obtuvo la medalla en 1965 y tiene intereses en la econometría en la productividad y en el cambio tecnológico. Nerlove de 60 años, graduado de la Universidad de Johns Hopkins, que obtuvo la medalla en 1969 y tiene interés en la los métodos econométricos y en la economía agraria. Por último, pero no por ello menos importante, se debe mencionar al Profesor Jorgenson de 60 años, graduado de la Universidad de Harvard, quien tiene interés en la econometría del comportamiento del consumidor y del productor.

De estos cuatro econometristas tres son profesores de la Universidad de Harvard. Tuve el honor de ser alumno de Houthaker, Griliches y Jorgenson. Guardo un especial aprecio por ellos pues pude apreciar su calidad humana y su pasión por la investigación. Como exalumno de la universidad de Harvard pienso que los tres profesores son magníficos candidatos al premio Nobel y espero que su trabajo sea reconocido. Como el éxito de una buena predicción es cuidarse de dar tanto una cifra como una fecha, a último momento cambie el título de mi columna borrando de ella el año 93. Pienso que de esta manera mi pronóstico tiene una mayor probabilidad de que se cumpla. Más aún, si no se cumplen este año me queda la posibilidad de reciclar esta columna en octubre de 1994.

lunes, 4 de octubre de 1993

Conteo regresivo

La sabia recomendación de hacer el censo en un día entre semana no se ha seguido. Las consecuencias de esta falla son fáciles de prever

El próximo 24 de octubre se llevará a cabo un nuevo censo de población y vivienda. Dada la importancia que tiene la información censal para poder hacer una buena planeación todos los colombianos están esperando que el Departamento Nacional de Estadística logre realizar con éxito esta compleja operación. Infortunadamente, Colombia no se ha destacado por la calidad de sus últimos censos. En efecto, tanto el Censo del 73 como el del 85 han sido seriamente cuestionados por sus principales usuarios.

En lugar de avanzar en la calidad de los censos en muchos casos hemos retrocedido. Para algunos que recuerdan con nostalgia el Censo del 38, que fue dirigido por el ilustre Ex-presidente Lleras Restrepo cuando era Contralor General de la República, todo tiempo pasado fue mejor. A juzgar por lo visto hasta el momento, el próximo censo no va a cambiar esta tendencia negativa.

Es triste ver como los avances metodológicos adoptados en el Censo anterior han sido descartados. La utilización de un concepto de jure por el de facto, la recolección por personal profesional y el hacer el Censo, como en los países civilizados, sin tener que inmovilizar la población se han descartado en aras de un menor costo y un menor riesgo.

El retroceso tecnológico podría tener alguna justificación si los procedimientos antiguos garantizaran una mejor calidad de la información y se apreciera un buen nivel de preparación. La situación parece ser muy diferente. Aunque parezca increíble, a menos de 20 días de iniciarse la operación no se ha expedido la Ley que autoriza su realización. Como se recalca en los seminarios sobre planificación censal, una de las primeras actividades que se deben incluir en el Cronograma Censal es la de la expedición de la Ley Censal. Contar con una base legal firme es una condición importante para asegurar los recursos suficientes y para lograr la aceptación de la ciudadanía.

No solo es grave carecer de un soporte legal firme. Es necesario contar con personal capacitado que permita asegurar una buena calidad de la información recolectada. No dudo de la capacidad de nuestros jóvenes bachilleres. Creo que tienen la capacidad de aprender a recolectar la información. Sin embargo, el proceso de capacitación toma su tiempo. Los conceptos estadísticos en muchos casos se prestan a ciertas confusiones. El distinguir entre lo que es un hogar y lo que es una vivienda no es fácil. Los encuestadores profesionales requieren de entrenamiento para poder captar estas diferencias sutiles entre conceptos que en la vida práctica son equivalentes.

Para poder contar con información confiable sobre las características mismas de la vivienda presupone que todos los encuestadores tengan el mismo criterio. Esto no se logra en un día y menos para una encuesta de carácter nacional en la que el mismo concepto se conoce con diferentes nombres en los diferentes sitios.

Otra falla grande de la operación es el haber escogido un domingo para llevarla a cabo. La tradición de hacer los censos los días miércoles se ha olvidado probablemente con la idea de no perjudicar a la economía. La sabia recomendación de hacer el censo en un día entre semana no se ha seguido. Las consecuencias de esta falla son fáciles de prever. No debemos perder de vista que el censo pretende determinar el sitio habitual de residencia. Cuando el censo se realiza en un domingo y además se aplica una inmovilización general es muy probable que buena parte de las familias decidan aprovechar la oportunidad para darse un merecido descanso. Por tanto los sitios de veraneo van a aparecer con una población mucho mayor. Las familias que aprovechan para viajar a la finca del amigo van a ser registradas como familias sin vivienda y el hacinamiento que se tolera en un paseo va a quedar registrado como un serio problema que requiere una pronta solución.

El gobierno actual que será recordado por mucho tiempo por el apagón y el mal manejo que le dió al sector eléctrico puede estar ad-portas de otro gran fracaso. Para bien del país esperemos que en el último momento se nos aparezca Freddy Rincón y ayude a meterle un gol a la improvisación.